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Cómo manejar tus finanzas después de un divorcio

Durante el matrimonio, hay muchos proyectos conjuntos que, desde el punto de vista económico, se entienden como ingresos, gastos, deudas y ahorros compartidos. Cuando has decidido disolver el matrimonio, es necesario replantear tu situación financiera y llevarla de nuevo al plano individual.

El primer paso es analizar tu situación personal e identificar tus fortalezas financieras. Es decir, a cuánto ascienden tus ingresos y si tienes ahorros o propiedades. El segundo paso es definir el monto promedio de tus gastos y cuáles de éstos seguirán siendo compartidos, por ejemplo, la manutención de los hijos o alguna deuda común. A partir de esta información, deberás establecer un presupuesto mensual que te permita cubrir, de forma autónoma, tus necesidades. Esto te permitirá planear y establecer nuevas metas a alcanzar.

Los primeros pasos
Antes de iniciar el proceso de divorcio, debes considerar lo siguiente:

  • Honorarios de abogado y asesoría legal. Dado que un divorcio es un trámite legal, requerirás la orientación y representación de un abogado. Consulta a varios profesionales, para conocer sus tarifas y los servicios que ofrecen. Antes de contratar, solicita que te expliquen en qué consiste el proceso, cuánto tiempo tarda en promedio y en qué actividades se verá involucrado.
  • Repartición de bienes. La repartición de los bienes dependerá del régimen bajo el cual contrajiste matrimonio. Reúne todos los documentos que certifiquen esta información, como es el acta de matrimonio, escrituras de inmuebles, facturas y todo aquello que confirme la propiedad de tus pertenencias.
  • Documentos. El proceso legal requerirá la presentación de muchos documentos. Asegúrate de tener todo en orden. Si te falta algún papel, considera el costo de su tramitación y el tiempo que deberás invertir para conseguirlo.
  • Cuentas bancarias mancomunadas. El dinero que exista en cuentas bancarias mancomunadas también debe considerarse un bien a repartir. Una vez decidido, acude al banco para clarificar el nuevo estatus de la cuenta, ya sea que la des de baja o quede a nombre de una sola persona. Extensiones de tarjetas de crédito o membresías a tiendas. Es el mismo caso de las cuentas mancomunadas; deberás decidir si continúas con este esquema o si cancelas las extensiones.
  • Servicios compartidos. Considera que también deberás decidir acerca de los servicios que compartías con tu pareja, por ejemplo, la membresía del club o del gimnasio. Probablemente puedan conservarlos por separado; investiga si eso te genera una cuota adicional.

La nueva administración
Llegó la hora de rearmar tus presupuestos a corto, mediano y largo plazo. Estas son algunas consideraciones para iniciar la nueva etapa financiera de tu vida:

  • Anota. Toma una libreta y apunta todo lo referente a tus ingresos, gastos y deudas. Es importante marcar un punto de inicio señalando claramente con qué cuentas y qué necesitas. Establece un plan realista de cómo vas a alcanzar tus objetivos.
  • Prioriza. Haz una lista de todo lo que necesitas. Identifica cuáles son necesidades reales y cuáles son gustos o deseos. Te sorprenderás al descubrir que muchas cosas eran gustos adquiridos, objetos o servicios que realmente no necesitas, pero que a tu pareja le gustaban. Da prioridad a todo aquello que es indispensable para que vivas de forma decorosa.
  • Presupuesta. Sabiendo cuánto tienes y qué necesitas, podrás establecer tu presupuesto mensual. Es probable que al principio la mayor parte de éste se destine a gastos. Con disciplina, en poco tiempo lograrás equilibrar de nuevo tu situación financiera.
  • Protege tu crédito. Si debes formar o robustecer tu patrimonio, considera el crédito como una alternativa para adquirir bienes duraderos y propiedades. Asegúrate de pagar a tiempo tus tarjetas de crédito o cualquier otra deuda. No sólo estarás evitando el pago de recargos o penalizaciones. También estás mejorando tu historial crediticio, lo que te dará acceso a créditos más amplios.
  • Ahorra. Siempre destina un porcentaje de tu presupuesto para el ahorro. En un principio puede ser un porcentaje menor, pero deberás comprometerte a incrementarlo conforme avance el tiempo. Esta cantidad te permitirá enfrentar con solvencia cualquier imprevisto y a mediano y largo plazo, podrás destinarlo a proyectos mayores.

Recuerda que los acuerdos son mejor alternativa que las disputas. Si pueden acordar cómo repartir los bienes, ambos se verán beneficiados con un trámite más corto y tranquilo. Para proteger tu patrimonio, es recomendable dejar todos los acuerdos por escrito.

Para mejorar tu percepción financiera, trata de ver este proceso como una reestructura. Es verdad que deberás desprenderte de ciertas cosas y que, al principio, necesitarás invertir para recuperar algunos bienes. Sin embargo, también se reducirán los gastos y las deudas. Sólo es cuestión de reorganizarte y en poco tiempo lograrás adaptarte a este nuevo estilo de vida.