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Qué es un aval

Se denomina aval a una forma de garantía. Se dice que una persona es aval de otra cuando la primera se compromete a responder por los compromisos de la segunda, adquiridos mediante la suscripción de títulos de crédito, en caso de haber algún problema o incumplimiento. El que da un aval otorga una garantía de la obligación contraída por alguien más.

¿Es conveniente ser aval?
Puesto que el que se presta para ser aval se compromete a responder por las obligaciones de otro, serlo conlleva riesgos que son necesarios examinar antes de aceptar ese compromiso jurídico.
Es necesario tomar en cuenta que ser aval es, de cierto modo, ser partícipe de la deuda de otro. Al ser aval, comprometes tus bienes como garantía en caso de no cumplirse con las obligaciones en los plazos establecidos.

Muchas personas aceptan ser avales sin pensar seriamente en las consecuencias que ello implica y en algunas ocasiones pueden llevarse sorpresas muy desagradables. Por ello, una decisión de esta naturaleza debe pensarse con mucho cuidado.

En algunos casos, cuando conocemos muy bien a la persona que nos solicita ser su aval y estamos seguros de que tiene la capacidad y disposición de cumplir con sus obligaciones, ser avales podría no implicar mayor riesgo.

¿Se puede renunciar al compromiso de algún modo?
No es sencillo renunciar a ser aval, puesto que al aceptar serlo, se está de acuerdo con un título de deuda con todas las cláusulas allí especificadas. Además, las tres partes interesadas: acreedor, deudor y aval deben estar de acuerdo en caso de cualquier modificación al título original. Lo que sucede en algunos casos es que el aval puede liquidar la deuda de quien le pidió el favor, con la finalidad de que sus bienes no sean perturbados, y cobrarle esa cantidad fuera del título suscrito. En todo caso, no es muy recomendable realizar estas acciones puesto que pueden llegar a ser complicadas y problemáticas. Lo mejor es estar seguros de quién y cómo es la persona que nos solicita ser su aval.

Otros consejos para decidir ser aval

  • Debemos informarnos a conciencia sobre el tipo de deuda que la persona que nos solicita el favor piensa adquirir. Hay que asegurarnos de entender todos los términos y condiciones implicados en el título de deuda. Es necesario involucrarse en la operación como si fuera propia.
  • También es importante tomar en cuenta nuestra relación con la persona que nos solicita el favor. Debemos pensar si se trata de una relación antigua y duradera o simplemente de un conocimiento aislado o pasajero.
  • Debemos tener solvencia para respaldar la deuda dependiendo de la magnitud de ésta. Es decir, que no es lo mismo ser aval de una renta de una casa pequeña, que de la compra de una mansión en la playa.
  • Considerar que en caso necesario, tendremos que hacer frente a esa deuda, ya que la responsabilidad se transfiere a nuestra persona con todas sus implicaciones.
  • En el caso contrario sucede lo mismo, debemos considerar la confiabilidad y la solvencia económica de quien solicitamos que nos respalde como aval.

¿Qué hacer si ya somos avales?
Como hemos visto, al decidir ser aval, legalmente adquirimos los mismos compromisos que el deudor. Así pues, lo mejor es estar al tanto del desarrollo de la deuda. Es fundamental estar siempre bien informados sobre el progreso del pago y la disminución de la deuda y asegurarnos de que nuestro respaldado está cumpliendo con lo acordado. La comunicación en estos casos es muy importante.

Referencias bibliográficas:
Mochón Morcillo, Francisco y Rafael Isidoro Aparicio. Eds. Diccionario de términos financieros y de inversión. Mcgraw Hill: Madrid 2006.
¿Qué implica legalmente ser aval? Recuperado el 5 de octubre de 2012 de www.dudalegal.cl/aval.html